miércoles, 27 de abril de 2016
EL SAMA CUCO
Marchó un día cualquiera el Sama Cuco taimado,
iba regando los campos, llorando su desconsuelo,
¡Qué infeliz se sentía!, estaba descorazonado,
porque se sintió rechazado por poderosos mancebos,
todos ellos hombres ilustrados, éstos
abalanzaron sus palabras, los insultos
le alcanzaron, jamás se imaginó tal referente.
Ese día en la cantina la gresca con furia se desató,
inculto lo vocearon, traicionero y demasíes,
un vacío de alegría sintió en sus adentros,
luego siguió calmando su pena con ginebra
y tabaco, al momento quitose la congoja.
Al otro día en su morada, despertose desprovisto
con mucho dolor en la testa, y con furia contenida
al saber su mente embriagada, y una resaca vertida,
jurose que cambiaría para no ser postergado,
bañose con agua cristalina, lo apestoso
se desalojó al instante, reaccionó el atorrante
con ganas de dar la guerra, retornó a su otrora pasar.
El que con desprecio dejó tirado, por la atrayente bebida,
ahora en armonía con su hembra y sus mozalbetes,
se acercó a su cariñosa familia, cambió su alma fecunda
de desperdicios nacida, juró que cambiaría, borrando su
boca inmunda, llenándola desde entonces
con puras palabras buenas.
Ariam Diesel
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