En el mar
I
Inmenso mar de todas mis entregas:
tu piel sobre mi piel.
Tu piel de esquinas verdes y profundas,
coronadas de remos, de galeones,
de submarinos y fragatas envolviéndome en olas
de multiforme geometría. En mi boca,
sabor de intimidad y algas secretas,
de húmeda tempestad y tembloroso
estremecer de carne renovada.
Todos tus monstruos y todos tus peces
circulando en mis venas, tus cofres de piratas,
tus antiguos naufragios y tus muertos, ávidos de vida
que vienen a mi encuentro,
rozándome la espalda: devorándome el sexo.
Profundidad
II
El sonoro silencio de tu idioma lamiéndome el oído
hace que tus acuáticas raíces me crezcan en las manos
y cuando yo te escucho, ronco mar;
y en mis ojos estás, bermejo mar;
y en mi boca salobre, espeso mar;
me asalta un dulce espasmo al presentir
tu azul olor sensual sobre mi cuerpo haciéndolo viviente
y engendrándolo todo en tu deseo
de diluir mi ser en tu entregada,
egoísta, mortal profundidad.
Sensualidad
III
En cada poro me nace una pregunta como un ancla;
y así me quedo anclada hasta siempre a tu eterna melodía
que me puebla la sangre.
Mi voz de caracol se hace más tuya,
mis poemas, mi amor, mis despedidas;
y me hundo en tus aguas para entregarte
mi último canto, sólo tuyo;
canto de orígenes,
vivo en aquel recuerdo
que olvidaron las perlas…
Y soy voz terrenal, sobre la noche,
de tu inmenso panal exorcizado;
reflejando en el prisma submarino
de tus recónditos presagios,
mi roja flor de luna:
finalmente, “mi flor transfigurada”.
Del libro Con las alas abiertas y en picada de THELVIA MARÍN MEDEROS
Publicado en Los Libros de las Gaviotas
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Hace 10 horas
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