...el poeta no habla con su voz
el poeta ya no tiene voz.
Aunque quizás nadie oirá
nunca,
ni leerá mi poesía
jamás,
mi voz sigue siendo mía,
enteramente mía,
y nadie la callará.
Tal vez mis versos sean malos,
rematadamente malos,
y no gusten a los pocos que los lean,
pero son míos,
completamente míos,
y expresan lo que mi mente siente
y mi corazón ama.
Quizás prefieran que encierre mis palabras
en la frialdad
sonora de una rima consonante,
que desarbole mis pensamientos
en la académica medida
exacta,
que los estrangule con adornos sin sentido.
Carezco quizás de la habilidad
de rimar;
me falta tal vez la musicalidad
pegadiza;
pero intento que mis renglones
torcidos
del pecho arranquen un gemido.
No sueño con estar entre los elegidos
¿para qué?.
Escribo para liberarme
liberando
y trato de hacerlo sin que nadie
me diga
ni el qué, ni el cómo, ni el cuándo.
Mis libros poéticos, mis muchos poemas sueltos,
inéditos
quedarán, grabados en un disco duro
tan sólo
y con el tiempo se perderán en la memoria
cibernética
de donde no retornarán jamás.
Pero después de muchos años,
unos treinta,
sigo emborronando cuartillas,
y ocupando
espacios en el ordenador
con el desgarro
y libertad de aquellos años jóvenes.
JOSÉ LUIS RUBIO
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