He estado enjaulado todo el año
Mi corazón, ojos y oídos.
Para mi familia, amigos y amantes,
Sentir la vida en su núcleo.
Las sombras fugaces de la vida,
Viene y va con alegría y pena.
Con algunos sueños de rosas,
Con algunos drenajes de pérdidas.
Soy un niño sin hogar de su imperio,
Buscando sus sueños y deseos.
Por no conseguir la Puerta del Cielo,
De paz, tranquilidad y amor Él derrama.
Lo encuentro parado en mi espejo kármico,
Con implacables bendiciones como Salvador.
Las rosas abren sus pétalos en abundancia,
El amor comienza desde su vista feliz.
No más víctimas en púas viciosas,
Para madres encadenadas y hermanas encadenadas.
Libera sus almas con villancicos,
De trolls locos, crueles y despiadados.
Ahora veo su camino uniformemente recto
Enterrados males bajo la bendición de Santa.
Con las reconfortantes gracias
Y el placer del día de Navidad.
Paramananda Mahanta -India-
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