Amamos y soñamos bajo la luz de la Luna,
cuando los suspiros vagan por la nada
buscando lo que no han perdido.
Soñamos despiertos y nos montamos
entre las olas del afluente riachuelo,
intentando lanzar el anzuelo para
encontrar un latido libertino.
Amamos y soñamos llegar al epicentro
de nuestras raíces, para sembrar.
Un nuevo camino y mágico destino,
donde nos aguarda el placer
de una sonrisa constante
y el calor de unos abrazos inmortales.
Alejandra Veruschka
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