En el frío de la noche oscura emerges como hada encantada bajo ese fuego ardiente por el cual caminas mostrando tu hermosa figura alardeando como los vientos en los cañaverales con sutiles movimientos.
Bella es tu silueta delineada por la suave brisa y no necesitas ser reina porque naciste reina y por siempre lo serás mujer niña de los ojos de Dios en la tierra y el firmamento.
Levantas tus brazos, acaricias tu cabellera y con el reflejo de la noche a lo lejos se divisa tal escultura sobre ese fuego que arde bajo tus pies, que parece una nebulosa en las estrellas incandescente como tú.
Te apareces como una ilusión o espejismo, pero eres tan real en medio de la oscuridad con tu esplendor que quema y a medida que me acerco veo que solo es una hoguera en medio de la vegetación y ese humo por los aires eres tú...
CARLOS V. ORTIZ
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