Ella es audaz hasta decir basta.
Desde el enorme ventanal de su piso
en un edificio de gran categoría
observa la desmesura de la ciudad
como colgada del aire.
A veces se desviste y comprime
sus gloriosas tetas contra el vidrio
y es una escultura viva
un documento
una crítica del vacío.
Su lugar frente a la ventana la coloca
en el sitio de la meditación.
Sólo la calma la despierta
la encuentra
desnuda frente al mundo.
Del libro “Mujeres” de
EDUARDO MILEO -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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