¡Tras una llamada
me dicen que ella ha muerto!...
¿Cómo puede morir la noche
con su luna estrellada?
¿O morir el día
con su luz y armonía?
Como un trueno escucharon
mis oídos la noticia...
¡Ella ha muerto!
Y cual rayo que rompe en los cielos,
mis ojos fueron acuchillados.
Mis lágrimas cayeron como lluvia...
Y un nudo cerró mi garganta,
por aquella muerte inesperada.
Ella ha muerto, me decían.
Y el dolor agrietó mis huesos
y mi cuerpo se dobló como un hierro en la fragua,
por cada golpe de mis recuerdos.
Tras una llamada...
Su voz, su sonrisa, su temple de mujer,
su honestidad y esfuerzo.
¡Habían muerto!
La muerte te visita
cuando menos lo esperas,
como se triza una copa
en un solo instante.
Te besa y arrebata la vida
llevándola al descanso.
Oh muerte
¿Dónde está tu victoria?
Dhoffmann Daniel Bascuñan Hoffmann
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