Ya he consumido el humo
de unos besos que no eran tuyos
y no he logrado nada...
no puedo olvidar tu mirada
hacia la que navego sin rumbo
y las velas desplegadas.
No hay elixir para el olvido,
no quedan caminos perdidos,
ni daré una última brazada...
me ahogaré en un mar en calma...
mientras se burla de mí el destino
por sobrevivír...
...a la tempestad de tu cama.
Nadie pilota este barco
que espera, navegando al pairo
y deshecho tras tus andanadas...
nadie en el cielo me aguarda
y éste, continúa encapotando
las estrellas...
... que antaño me guiaran.
Quizás...
... en los pensamientos prohibidos
de las horas que oculté contigo
pueda encontrar las respuestas,
pero... ni las Parcas me contestan
y mis Musas han huido
abandonándome en el martirio
de un amor sin cadenas...
de un juicio sin condena...
de un deseo...
... que nunca me he permitido
del dolor de tu ausencia.
Luis Maria Saiz Laso
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