En la vastedad del firmamento,
en lo infinito de las estrellas,
en el aire que respiro,
tu etérea silueta pasea.
En la oscuridad de mis noches frías,
en el café de las mañanas,
en el canto de los grillos,
tu presencia me acompaña.
En los árboles mecidos por el viento,
en el agua cristalina de los ríos,
en el estruendo de los cielos,
es seguro ¡estás conmigo!
En mis eternos suspiros,
en recuerdos imborrables,
en la risa de los niños,
en el correr de mi sangre.
En los miedos de mi alma,
en las tristezas que arden,
en mis oscuros silencios,
¡acudes a consolarme!
Para mi, nunca te fuiste,
te percibo en cualquier parte,
la muerte, ¡no es olvido!
si se ha querido bastante.
Maria Ernestina Torres Sánchez -México-
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