Aniquirona
No te temo
Antes te amo.
El camino como un espejo
me muestra uno a uno tus atajos, el principio.
¡Escucha la voz de los sinsontes!
Descalzo,
desnudo
y loco
sin la vaciedad del infante tiempo
debo fundirme en la respiración del aire
volverme partícula de tu cosmos.
Para llegar a ti
no sirve cuestionarme en el arreglo de la casa
Ni siquiera mover los muebles de lugar
para que el ambiente parezca distinto
No sirve tomar cada mañana una ruta diferente
para creer que se llega a otro país
No vale adelantar el reloj
para sentir que el tiempo pasa rápido
Tampoco vale atrasarlo
para creer que se vive eternamente
No sirve callar para que las palabras no se gasten.
Basta con meter la cabeza en el río de la nada
-ojalá hasta la nuca-
y sentir como la luz del agua
inunda los pulmones
y cómo su risa redentora
nos moja de equilibrio
y de la libertad serena
de pisar otros caminos.
Del libro La dulce Aniquirona de Winston Morales Chavarro -Colombia-
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