Ayer
en el jardín botánico
me enseñaron qué era un ciprés
y me acordé del lago
en el que navegaba la barca de la luna
al impulso de sus callados remeros
y me puse a llorar como Heredia
frente a las cataratas
a llorar extranjeramente triste
en el jardín botánico
a la sombra de un ciprés.
El peso de la isla
Mira quién levanta su mano
y ordena los caballos sobre el rostro
ordena este silencio
este murmullo
Han cercenado un municipio
lo han dejado sin agua
sin los tigres del amanecer
Me pongo a cantar el himno de la alegría
me siento en el quicio de la puerta
a ver pasar el cadáver de mi enemigo
Quiero respirar
y no me deja la piscuala
Quiero sacar la lengua
y la provincia me detiene
Pongo los abismos a mis pies
¿Quién reza por mí?
Reinaldo García Blanco -Cuba-
Del libro La estrella de Cuba
Publicado en Editorial Alebrijes
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