Por fin empiezo a creer que mi fin no tiene fin,
y adivino, con la lluvia y con las nubes,
que saber o no saber es lo mismo,
y camino, y me pierdo en el camino
y vengo de donde vengo,
y voy y vengo a donde voy,
y nazco y vuelvo a nacer una vez y otra vez
y vuelvo y vuelvo a morir y soy yo y no soy yo
y tiro piedras al sol y jamás doy en el blanco,
y giro y giro y no dejo de girar y de girar,
y mis círculos se achican y mis círculos de agrandan
y busco y busco mi sombra y hago una pequeña hoguera
con mis zapatos cansados de ir a ninguna parte
y me caliento las manos con sus diminutas llamas
y sus rescoldos gimientes de silencios desterrados.
Mis sueños no tienen puertas ni mis locuras ventanas
y mis balcones no tienen ilusiones ni montañas.
Por fin escribo en la arena, por fin escribo en el aire
y, entre relámpagos verdes como ortigas angustiadas,
se que me leen las estrellas y son mías las galaxias.
JUAN CERVERA -México-
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