La poesia se quedo obsoleta
acaparò siglos de oro.
Juglares y trovadores
caminaban a cuestas con ellas
acompañados con sus liras
cantaban y recitaban a las princesas
poemas de amores,
regresos de guerras cruentas,
cinturones de castidad
y camas llenas de rameras.
Así pasaron los siglos
entre caballos y carabelas
pobres sin comida
y ricos viviendo en la opulencia.
Poesías que se mecen entre
sueños, cuentos y quimeras,
entreteniendo al rico
ilusionando al pobre
en sus miserias.
Momento de fiesta,
ahorcamiento o poesia
en aquel tiempo fiesta era.
El desgraciado sube al cadalso
y la gente se impacienta
¡que le pongan la soga!
que abran la trampilla…
¡Mira los pies como le cuelgan!.
Y después llega
el juglar y poeta...
Y no quiero morir
pero ganas tengo...
El mismo sol
ese, que iluminò a aquellos poetas
sigue haciéndolo a los nuestros.
Las jarchas con sus temas amorosos
en esa lengua romance
de cristianos andaluces
escritas en lengua árabe.
Y llego Fernando de Rojas
con su inmortal “La Celestina”,
quisiera poder retroceder
en el tiempo y soñar con ellos.
...Y no quiero morir
pero ganas tengo...
Siguen los hombres en sus guerras
siempre tras la conquista de imperios;
entre tanto la poesia
sigue latente como
el azúcar en el caramelo.
Llega la poesia ascética y mistica
lógica introducción a la fe,
Santa Teresa, San Juan de la Cruz
y esta ya es otra poesia
que induce a ir
por el buen camino...
Ese que llaman el de los buenos.
...Y siento que no quiero morir
pero ganas tengo...
Así vamos pasando siglos
y nos vamos olvidando de
romances, liras, juglares y poetas.
Llego la radio y el cine
con esas sus películas y novelas,
deleite de las amas de casa
disgusto de los maridos.
Al alcance de estas,
galanes y amores de ensueño
con esa voz en sus habalres
que las transporta al
paraíso de sus sueños...
...Y quisiera morirme
aunque ganas no tengo...
Naci yo y se alboroto el
firmamento, lo traigo loco;
le pido por las noches
que haga realidad mis sueños,
Los quiero todos
pues ninguno tengo.
Tan pronto quiero estrella
como corro tras un lucero.
Otras veces me persiguen
a mi los sueños
y, corro loca sin freno,
Me escondo tras las rocas
y vuelo en suspiros de mi aliento.
...Y es cuando quiero morir
pero ganas no tengo...
La poesia no me llena
esto me tiene triste
y, acapara mis miedos.
Si ya no quedan poetas
si se quedaron olvidados
y obsoletos, que hare yo
con estos mis sueños?.
Con estas alegrías y melancolías
que surgen de la garganta
de mis manos y dedos,
como acallar estos lamentos?.
Me aposentare en el mundo
de los muertos, a esperar,
a que vuelvan los buenos tiempos…
...Y no quiero morir
pero ganas tengo...
Lola Wizner -México-
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