Guardé los besos en la alforja
monté el corcel de ilusiones,
suspiros cual riendas flojas
y mil lágrimas como espolones.
Al galope por praderas ajenas
llanuras de agreste pastura
cargando antiguas y tristes penas
para saciar hambre de ternura.
Desbocado en sentimientos
contra viento y prejuicios anduve,
nada apura el paso del tiempo
ni nada hace que lo bueno perdure.
Alma llanera es mi lastre eterno
Quijote con lanzas de ilusiones,
mis desamores son molinos de viento
y mis escudos furtivos corazones.
Ramón Pablo Ayala (Argentina)
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