miércoles, 28 de enero de 2015

LA CANCIÓN DEL NAVEGANTE.


Resultados lógicos,
inconexas brechas en el muro
de los campos olvidados.
Los concilios se vuelven rameras,
ingratas sombras
de tétricas mañanas,
de prácticas noches,
de políticas perpetuas
y acantilados del alma.
Canta el navegante
a bordo de su vida,
a bordo de su excusa
para cursar
estudios de tristeza.
No menciones esa vida
en la casa de los muertos...

Julio G. del Río

No hay comentarios:

Publicar un comentario