Carcomidos huecos
hablo de lo que hicimos
una mañana rara.
Después de ducharme
con la caspa del horizonte,
tropecé de nuevo.
La cacería eran
puntos suspensivos
y mostaza en las comisuras.
Me sobran las ies griegas
las grietas del uniforme
el minueto en la faja.
Tocando tus costillas de aire
una mañana rara
olisqueé tu ausencia.
Te di la mano
caíste rodando,
te levantaste.
Fornicamos a besos
te escuché,
la rutina necesaria.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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