viernes, 30 de enero de 2015

TRISTE


Amaneceres tan tristes que no tienen final.
El vértigo de una copa esconde el crepúsculo.
Un ruido salta como vellos de vermes carroñeras.

A veces estoy tan triste que soy
los ruidos de la calle,
un café de París,
la lluvia de la letra de una canción,
labios rojos como pezones como dedos.

La tristeza,
el reflejo
en el espejo
de la copa de coñac.

Nadie sabe.
Nunca.
Nada.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

No hay comentarios:

Publicar un comentario