Deja que el tiempo pase
como entonces.
Los grandes temporales
oceánicos
cubrían el tejado
de granizos.
¿Cómo coleccionarlos?
La inocencia
pretendía enhebrar
un collar de blanquísimas perlas.7
Apenas hay lugar para el regreso. Las cuatro herraduras
se entrecruzan y apenas caben
por la pequeña senda del montículo.
Piedad para los pobres.
Abajo, bulle el manantial y nace el precipicio,
el camino enfangado, la riada, los juncos y la muerte
esperando un traspié.
Despacio,
que estamos en la cumbre de la altura
y, pronto, la prudencia será la salvación.
Después, el trotecillo del caballo en el llano,
la lealtad del amo y la caricia.
Del libro Poemas de DONADÍO de MARÍA DEL VALLE RUBIO -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
No hay comentarios:
Publicar un comentario