Pensativo el ombligo
amotinados los cabellos
las uñas afilandose
y cartílagos desafiándose.
Culebrea tierna lluvia
inclinandose marchita
del cielo a su subsuelo
esquivándole su encierro.
Se interponen los destellos
de sepulcros encendidos
lamparines de visiones
Descifrando sus rencores.
Un lloro de olfatos
resoplando entre silencios
quebrantando sinsabores
anclados hoscos y violentos.
La prisión de esta codicia
oscurece y renace se reabre
entre peldaños de mis venas
entre otoños desangrandose. .
La conciencia abre sus ojos
despierta del largo sueño
insertada dentro huesos de penas
dichosa carne y rojas sedas. .
Y acuña su mirada
hacia la sombra de la nada
en solanas de consuelos
y cruentos pinceles ciegos.
Apartandose del ombligo
extrañando sus cabellos
sin uñas ni cartílagos
que le aplaquen su lamento. .!
Es esto la muerte señores. .!
Cerrar de ojos volar del alma?
Inmolar lo sólido huir gaseoso
anverso y reverso de paz y calma?
¿Será esta la dicha eterna?
La felicidad foránea. Amigos.
¿Dónde al final llegaremos
a rumiar la vida entera?
¿A tapiar la voz con fuego.
A lamer con tos al hambre.
Y saciar con sed la lumbre?
Que incendia el valor de los valles.
Que quema el olor de mi carne.
Alex Castillo
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