"El tiempo que implacable voló/ se ha llevado mi juventud,/ con recuerdos de personas extrañas como yo/ y gente inolvidable como tú".
Ya nunca más te han de servir tus alas
ni te bastará la amplitud de este cielo,
hubo nubes grises que fueron malas,
pérfidas piedras que cortaron tu vuelo.
Ya no se escuchará más el dulce aleteo
que acariciaba al viento cuando volabas,
se apagó la luz tan refulgente del deseo,
el aroma a mujer que tras de ti dejabas.
El cielo cuenta hoy con un ángel menos
y ya el infierno con un atormentado más
y los poros de mi piel de tu sentir llenos
me preguntan cada segundo dónde estás.
No me siento ahora culpable de tu caída,
yo iba en tus vuelos tus alas sosteniendo,
pero deseo estar cerca para curar tu herida
y si vives, que sea por y para mí sonriendo.
Ya hoy no se ven tus alas en movimiento,
eres ángel que cayó tentada por un pecado
y tú misma a veces hiciste pecar al viento,
el viento demente que tu espalda ha rozado.
Con el viento tantas veces me comparaste
pues era en tu vuelo una perenne compañía,
volando desnuda hasta a los santos tentaste
y creo que hasta el mismo Dios te sonreía.
Se apagan estrellas que sólo brillar sabían
y duermen las aves que soñaban despiertas,
lloran las flores que al tú volar se sentían
benditas por el embrujo de tus alas abiertas.
Hablaste de no caer y eres un ángel caído,
el viento es como yo y hoy quiere seguirte
y nos encontrarás junto a tu cuerpo herido
besando sin cesar tu espalda hasta revivirte.
Álvaro Márquez -Venezuela-
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