miércoles, 17 de diciembre de 2014

UN ANTICUARIO PARECIDO A BORGES


A simple vista, el objeto carecía
de atractivo. Un prisma turbio, como sobado
por muchas manos.
Sin embargo, el anticuario insistía
en que nada en el mundo
le era comparable.
La condensación, en un solo punto,
del exuberante presente,
el dilatado panorama de la vida
que está sucediendo en cualquier parte.
Eso dijo.

Salí del establecimiento sin creerle.
Pero pongamos por caso que yo errase
y se pudieran ver, al mismo tiempo,
el oro sudoroso
de la cópula de los tigres,
juncos desarbolados por el tifón
en bahías orientales,
la hierba espesa y dura
de las Pampas,
un sepulcro toscano
de la época de los etruscos,
la restallante violencia,
las bandas de música,
los rebaños de hombres...
Habría adquirido entonces
un pasaporte para la locura.
Y a ver cómo volvía luego a mi trabajo
o recordaba pagar el alquiler.

RAFAEL SIMARRO SÁNCHEZ -Ciudad Real-

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