Solo mírame tiernamente
y que el silencio acaricie
los suspiros en mi pecho.
Con la mano alcanzándote
en la reserva de la noche
te trasladaré a mi cuerpo.
Tu silueta como primavera
brota en la lluvia de besos
que mis labios le ofrendan.
Y admiro el estremecimiento
deslizándose por tu espalda
declarando tus sensaciones.
Allí en el más profundo deseo
conociste el verdadero placer
que dota el hombre a la mujer.
Freddy Juan Arce Acevedo (Chile)
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