sábado, 25 de octubre de 2014

ECOS


En el viento,
ecos de lápidas olvidadas.

Como signos de ceniza
unos dedos áridos,
enloquecen carcomidos,
entre grietas de bóvedas de silencio.

Los renglones se retuercen
buscando entre las curvas,
incógnitas deformadas
por párpados mudos y resecos.

Mordiscos ácidos
son el eco del viento helado
que borra del libro del desasosiego,
la desesperanza y los sollozos
que resbalan tierra adentro.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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