Arrogancias de aquellos
que en su tonto creer
se sienten superiores
y con desdén
ejercer su influencia.
Siendo terrible forma de ser
mostrada con altanería
necesidad de exponer presunción.
Pero todo indica
que aquel que en su pedestal se cree estar
menospreciando a la humanidad
¡su espantoso temor quiere esconder!
recelo de no quedar expuesto.
En su interioridad
seguro se encuentra
que no desea ser descubierto
sabiendo que se encuentra privado de grandeza.
En su propio desprecio
necesita infringir a toda alma
a diestra y siniestra
humillación para sentirse privilegiado.
¡Pobre iluso!
Embarrándose en su propio estiércol
no entiende, no comprende
que todos entrelazados nos encontramos
y las virtudes de la esencia
deben por si solas brillar
cuando todo se hace
en la búsqueda del bien común.
Entre las mil palabras
que en la memoria quedaron
que con saña y aborrecimiento
el corazón percibió la maldad
que iba dirigida
con total encono a otra alma.
“esa es una bastarda”
quedando mudo el corazón
que escucho semejante perversión
sintiéndose la hostilidad
de aquel que se consideraba hombre
aquellas palabras destinadas
a su propia sangre
nieta que en soledad lloraba.
El reclamo de la otra nieta
que él amaba y consideraba como tal
ira que molesto y desencajo
pues a él nadie le contradecía.
Aquel espíritu comprendió
que la sociedad en que se vivía
carecía de sabiduría y amor.
El sol y las estrella pasaron
jugando en el tiempo
aquella pequeña creció
ingenuamente pensaba
que el crecimiento emocional
era desarrollado por todos
existiendo una madurez social.
En una ocasión
siendo una charla de tantas
dirigido fue un comentario
que menospreciaba aquella mujer
de la cual se conversaba
saliendo de otro varón
increíble desdén y desprecio
señalada como una promiscua
por haberse casad más de una vez.
Cual infame calumnia
deficiencia de sentirse superior
esté que se cree omnipotente
desea destruir a su paso
lo que no puede llegar a comprender
usando desestimación y prepotencia
emergiendo serpientes y pirañas
de su ínfima comprensión.
¡Basta ya!
¡es necesario cambiar la manera de pensar!
donde el respeto
debe centellear en todo lugar.
Sandra Méndez -Guatemala-
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