Una sábana mal doblada
unos ojos yertos,
una voz apagada que deletrea el nombre de todas las cosas,
una mancha en la pared que semeja lepra desgarrando la cal,
"tempus fugit" tatuado en las sombras,
un reloj húmedo ardiendo lejos de lo real.
El cadáver de una hormiga que gira con órbita deforme en el fondo de un lavabo,
unas paredes de brazos cada vez más estrechos.
El sol que ya no golpea con sus nudillos de luz,
sábanas quietas que se yerguen con grietas
acostadas de dolor.
Enmudece la tarde.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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