miércoles, 23 de abril de 2014

INVIERNO


Puede ser la belleza un algo extraño
que a la vez alboroza y mortifica,
como lo es la campana, que repica
por la vida y la muerte. El ermitaño,

que reside en el último peldaño
de su vivir, ni teme ni suplica
a la muerte cercana, pues abdica
de pincel mundanal, que llama engaño.

A nosotros, sensuales, y no ascetas,
nos acosa la opción de los estetas,
disfrutar y sufrir por el primor.

Y así el invierno ofrece su paisaje
de encanto y frigidez, y en su mensaje
unirá el sufrimiento al esplendor.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
 

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