Una maceta hueca,
un reloj de cartón piedra, cuadrado y de aspas abombadas,
el eco de un motor que se aleja,
una muñeca de peluche de ojos tristes sin nariz ni boca,
un pensamiento como un parpadeo,
escapa agazapado,
una televisión como ruido de fondo es el arpa de la indiferencia.
Arañazos en la pared,
el viento que viene y va y se desliza entre las tejas,
una casa con esquinas que se esconden al anochecer.
El runrún del ajetreo y la pausa:
cualquier excusa para abrazar los instantes.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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