martes, 3 de septiembre de 2013

SE ACERCA

esde un quinto piso,
oreo los vellos de los brazos
con las pestañas en cruz,
al ritmo del reggeton de los coches que pasan.

Mientras,
percibo
desde mi atalaya,
las aceras inundadas
de copitos de nieve de chocolate,
pellizcos de gramíneas,
muslitos de abejarucos
y de sonrisas de azafrán.

Es la consumación del verano
y de los sentidos.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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