Es demasiado tarde para escribir poemas.
Una noche tan alta, tan tardía,
tan medianoche en todos los relojes
que ni los gestos mojan las palabras.
Pero igual vengo
del techo revestido con madera,
de los estantes donde duermen libros,
del sofá con el molde de mi talla,
la luz de la mesilla,
y de dos jarras que compré en Venecia,
que corrí a comprar justo cuando partía
rumbo a algún otro puerto
porque el verano había terminado.
Vengo, ya ves, también de las memorias.
Vengo desde los mismos trastes mansos
con su cariz de viejas cosas mías,
su color sepia,
su olor a pino.
Vengo de verso en verso
tanteando la anchura de la noche
hasta tu patio y rondo las ventanas
que por no verte
traigo perros hambrientos en los ojos.
TANIA ALEGRÍA -Brasil-
Publicado en el blog navegandoespejos
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Hace 3 horas
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