Tengo una rosa roja
enclaustrada en mis venas.
Mi alma está
anquilosada en el espejo.
Hay una noche sin dientes
que muerde paso a paso
esta astuta melancolía.
Vientos de espadas femeninas
escupen soles
en mis huesos.
Ah, noche-mujer,
noche-espanto,
noche-luz,
noche como un cuchillo con voz de niño,
sabes que tengo
una rosa roja
engarzada en la mirada.
Mi cuerpo es un espectro
de huesos en agonía.
Soy el espejo
donde se refleja
la vanidad de morir.
Tengo una rosa roja
como un tigre en los dientes.
Tengo el ojo de la Muerte
disperso por todo el cuerpo.
Mi sangre es un río de espinas
que florece a la nostalgia.
Árboles muy altos
van surgiendo de mi cuerpo,
y se encaminan hacia la rosa roja,
que me alivia
de mis muertes.
VÍCTOR DÍAZ GORIS -República Dominicana-
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Hace 1 día
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