entre cielos en tormenta.
"Sol", me grito desesperado,
y la ola despeja la cubierta.
Cuando, distante, Mozart
encarga esa flauta necesariamente mágica;
los náufragos
somos cráteres inflados en notas
que discurren en otros mares.
Los más muertos,
enfebrecidos,
achican agua
desde enfrente.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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