Una vez en Iowa, entre los menonitas,
en una ventisca lacerante, atravesando la tarde
pese al pertinaz aguanieve contra el cristal del coche
y los revoloteos absolutorios del limpiaparabrisas,
entreví, abandonada en el espacio abierto de un campo
en el que los tallos de maíz se marchitaban bajo la nieve,
una máquina segadora. La nieve rebosaba su asiento de hierro,
amontonada en cada radio de las ruedas como una gruesa cima blanca,
y borraba el brillo del aceite en los engranajes de dientes negros.
Poco a poco volví de aquel lugar salvaje
como alguien no bautizado que ha conocido la oscuridad
en la tercera hora y el velo hecho jirones.
Una vez en Iowa. Entre la nieve y la ventisca y el siseo
de aguas no separadas, sino nacientes.
Seamus Heaney -Irlanda-
Publicado en el blog revistaislanegra.fullblog
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Hace 23 horas
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