la mañana se abre a la duda
y todo tiembla
no hay ramilletes de hierba
a orillas de la escuela 22
sólo el caserío
donde habitan demasiados sueños
y alguien reza por su salvación
No está el campo
donde una niña dibuja
la noche
(la noche es una niña que dibuja)
No sueltes mi mano de almidón
mi pelo
no sueltes
cabello de ángel
No hay ceremonias blancas
sobre el blanco pedregullo de mármol
rumbo a la escuela 22
Hay las paredes descascaradas
y un himno
y las galletas Manon
y mi paraguas en los charcos
Y las promesas también blancas
anudadas a la cintura
son un beso inútil
sobre la cabeza de yeso
de un recién nacido
Besemos santos y muertos
besemos todo lo inmóvil
lo frío
besemos la mañana helada
rumbo a la escuela 22
donde la amnesia respira
las horas
el guardapolvo ajado
y las cintas en el pelo
Allí fuimos lo que se anunciaba
pura carne para ser devorada
por las uñas sedientas
de lo que ya estaba escrito
Del libro El grito de Alejandra Correa
Publicado en el blog antesdequeanochezca
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