martes, 23 de julio de 2013

MIS ALUMNOS DE 1960

Algunos ya se han ido, tan prematuramente…
Ignoro por qué siempre yo pensé irme primero,
si la ley de la vida no sigue la corriente
de edad o calendario, de distancia o sendero.

Fueron alumnos de ojos si, inocentes, voraces,
centinelas de siglos, hambrientos de misterios,
absorbiendo un pasado desnudo, sin disfraces,
diseñando el futuro con sus propios criterios.

O tal vez con los míos, en ellos derramados
como la lluvia de oro que engendra y enriquece;
ellos también serían en cierto modo arados
cultivando otros campos que la vida establece.

Hoy me han venido todos, en la fotografía
del retratista anónimo que al grupo eternizó;
ciertos nombres se han ido de la memoria mía,
pero no así los rostros que conociera yo.

Al mirarlos, revivo cada pequeña historia
ingenua o sorprendente, marginal o traviesa,
cada una, en cierto modo, sorprendente victoria
de una mente en progreso que ágilmente se expresa.

A sus diez, doce años, recibieron opciones
de pensar libremente, de libremente hablar,
equilibrar sus propias conductas e intenciones,
apego a lo correcto, repudio a lo vulgar.

Me han llegado sus rostros como una suave brisa,
rozando levemente mis recuerdos de ayer;
quiero pensar que han sido hombres de amplia sonrisa
que nadie ha conseguido doblar ni enmudecer.

Gentes con la certeza del trabajo bien hecho,
de pensamiento claro, de firme voluntad.
Y así, al fin de mi ciclo, moriré satisfecho
de haber forjado un grupo de hombres de calidad.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario