Piel dulce de manzana,
sabor agridulce y un poco áspera,
raspadura de limón, piel morena,
ojos aceitunados y larga melena,
zapatos de aparente charol
vestida de saldos de primavera,
paseos de calle y acera de verbena,
bolso de tela y collar de piedras...
En sus espaldas alas,
echas de rocío y polvo de estrellas,
rotas de tanto dolor y miseria,
lágrimas de demencia corren por ellas.
La vi en el acantilado,
su intento de vuelo daba pena,
el viento en su contra la volvía a las piedras...
bendito destino, pasó rozando por mis venas.
Engarzaba sueños y devota de primaveras que llegaban en otoño,
en su cuerpo quimeras y en su espalda recuerdos,
la llamaban loca por pisar los barros
y hablar a solas con interrumpidas palabras que babean sus labios.
Niña de parajes lejanos quedó atrapada en el sudario de los años,
la dicen loca por mirar espejos de piel rota,
sus manos lloraron en la penumbra de las velas.
Pobre soledad, tenía la noche en la boca y el aliento podrido del tiempo,
nadie pregunta en que orilla del amanecer encontró su calvario,
senos usados, avejentados de encuentros,
por una moneda escribía versos con el cuerpo.
Sola, entre la mugre de la distancia, era flor y perdió la primavera,
la llaman loca por su ensueño, espadas de la vida,
… fue rosa y murió en su aroma…
LOLA WIZNER y f.j.v.
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Hace 3 días
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