Mis primeros recuerdos... No lo sé, tan frágil es el alma –la memoria humana- que olvida la luz primera que lo hizo nacer. No lo sé... tal vez algún jardín cuidado en un pueblo de las Alpujarras donde jugaba a las canicas o me extasiaba bajo la lluvia, divina inocencia. Tal vez también un pequeño piso en un ático, viejo y destartalado, oliendo a cocina de carbón y leche en polvo. El tiempo lo cura todo, se dice, pero también se va llevando muchas rosas entre sus bravas aguas.
Soy lo que fui y perdí, lo que soy y mantengo, lo que seré y obtendré. Soy como todos y todas, memoria que se hace y deshace, como las nubes en el cielo.
Francisco J. Segovia -Granada-
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