en sueños variados y distantes,
en deseos análogos y desiguales
de sonrisas pálidas e insinuantes.
Diáfana luz que ilumina
la intención perversa y lujuriosa
opacando el verbo embarazado
y tembloroso.
Extraño palpitar..,
como tic tac
de reloj díscolo y enfurecido.
Pasiones que huyen
arrastrándose en el desierto,
tórrido e implacable,
dejando su calor intrínseco
en las insensibles arenas.
Extranjero en el tiempo.
Ermitaño en tus deseos,
extraviado amante a destiempo
consumiéndose en los deseos
y el aroma de una mujer.
ROLANDO BLANCO PASCUAL
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