donde hubo un espejo con el reflejo de tu mirada.
Por la ultima vez,
sin conocer la causa,
te contemplaba
tratando de grabar en mi memoria tu cara.
No quería recordar lo oscuro,
lleno de los rasgos tan humanos que imperfectos.
No iba a tener en mi memoria
las arrugas de tu mirada.
Te quería pintar como un dios griego,
Musculoso, casi irreal
que viene en los momentos de la alegría,
casi éxtasis
aguzando todos los sentidos hasta el punto final.
ANNA ARENT BANASIAK -Polonia-
Publicado en la revista Gaceta Virtual
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