miércoles, 2 de enero de 2013

YO NO TE EXIJO EL FUEGO


A la memoria de Adriana Díaz Crosta. A mi esposo, siempre.

Soy lo que soy.
Una mujer extraña,
una mujer sin vueltas ni preguntas que arrastra cicatrices de vinagre
porque la afrenta le quitó
hace tiempo
las frágiles migajas del asombro.
Una mujer de sueños sumergidos que reniega de brisas y relámpagos y rubores y vuelos y palabras
y máscaras
y torpes eufemismos asediando el reverso de sus ojos.
Soy lo que soy.
Me tomas... o me dejas.
Soy esta desmemoria de crepúsculos, esta orfandad de duendes,
esta tierra de dura orografía,
de breñales donde erizan las lobas sus sollozos.
No comprendo el amor de otra manera que un aliento tenaz,
impenitente,
labrando los desnudos calendarios con su filo de arados celebrantes horadando los úteros del polvo.
Mi amor no exige nada,
ni siquiera el tributo de un beso cotidiano
ni una brizna de sol mientras trabajas
ni un símbolo que encienda la liturgia
ni caricias rodando en los agobios.
Mi amor es el amor de los que saben que todo es un eterno desafío,
contienda de sudores,
de coraje,
un combate feroz donde la muerte siempre clava su emblema en los escombros
y la ternura es un tañido breve,
apenas una niebla coagulada que estalla en nuestros gestos cuando el sueño
(como un árbol de olvidos subterráneos)
florece en la impiedad de sus retoños.
Soy lo que soy.
Ya ves...
No me reclames nada más que el linaje de mi ausencia observando tu espalda en el silencio
mientras crecen mentiras clandestinas
y yo me quito el corazón....
y lloro.

Del libro A espaldas del silencio de Norma Segades - Manias
Publicado en la editorial Alebrijes

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