domingo, 6 de enero de 2013

VAMOS A CONTAR MENTIRAS


Acababa de ingresar en el nuevo colegio y estaba en aquel período de observación prudente en el que uno está a la expectativa para saber como funcionan las cosas. Durante las primeras clases estuvo tomando posiciones para ver los alumnos que podían ser más afines a él, y de forma muy gradual fue entablando conversación con los de los pupitres de su lado.

Era un colegio de mucho nivel al que acudían los hijos de gente pudiente. Políticos, industriales, rentistas y nuevos ricos dejaban la formación de sus vástagos en manos de la institución que, dicho sea de paso, estaba reconocida como una de las mejores en la educación de jóvenes.

En el primer recreo se le acercaron un grupo de compañeros que le invitaron a jugar con ellos, a lo que el nuevo se avino con satisfacción por tener una acogida tan cálida como inesperada.

- ¿Quieres jugar con nosotros?
- Claro, muchas gracias, ¿A qué jugáis?
- Jugamos a "vamos a contar mentiras" - le respondió uno espigado.
- Yo no sé jugar a eso...
- Es fácil todo el mundo sabe. A mi me enseñó mi padre.
- Es que en el otro colegio yo jugaba a fútbol, básquet, balonmano…
- Aquí no jugamos a esas cosas, aquí jugamos a "vamos a contar mentiras"
- ¿Sólo jugáis a eso?
- Ten en cuenta que nos estamos preparando para ocupar los puestos de nuestros padres.
- ¡Ah, claro! ¿Y como se juega?
- Es fácil, únicamente basta con hablar. Se aprende con la práctica fácilmente.

Y el grupo entabló una conversación muy animada sobre como conseguir la confianza de los demás.

Joan Mateu
Publicado en la revista Inventiva Social

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