miércoles, 16 de enero de 2013

UNO


mujeres prodigiosas,
si escuchárais pasar al que yo quiero,
decidle presurosas
que por amor me muero
y sin él se extravía mi sendero
decidle que llagada
vulnerado mi andar por tanta piedra
se nubla la mirada,
y en mis entornos medra
la acechanza que a toda luz arredra
decidle que sus ojos
me labraron alianza imprescindible
salvando mis despojos,
tornando redimible
cierta oculta verdad indescriptible
decidle que la noche
por su amor reflorece en casto día
ya que él, sin un reproche,
a pura fe y porfía
me ha transformado en tibia melodía
decidle que la estrella
que anunció su presencia en este mundo,
es hoy la misma estrella
que siembra en mí, profundo,
el amor más magnífico y fecundo
mujeres del camino
que calláis al mirarme desvelada,
cuidad mi desatino
que es perla acrisolada
sólo porque me siento enamorada
no le digáis, acaso,
que lo busco por senda que he perdido
decidle: en el ocaso
la vimos sin destino
balbucir por tu voz en un camino
doncellas cristalinas
que pasáis cultivando castas rosas,
de suaves medicinas
y páginas piadosas
transmitidle mis quejas temblorosas
decidle, finalmente,
que no puedo vivir sin su ternura,
que mi ser está ausente
y clama con premura
por toda su bondad y su hermosura
Levántate, gaviota,
y ya no me detengas,
que voy de paso…


Del libro CANTIGAS DE ENAMORADA de  ANA MARÍA RODRÍGUEZ FRANCIA -Argentina-
Publicado en el blog rodriguezfrancia

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