viernes, 25 de enero de 2013

UN NOMBRE ENTRE MORDAZAS


Soy gélida asechanza de cristales,
la sombra de una sombra en la penumbra,
mis torpes desaliños derrumbados,
un muro de paciencia,
un horizonte abierto a la inquietud de los exilios.
Pero detrás de todos los espejos,
detrás de los quehaceres ordenados,
de los húmedos tiestos de azaleas,
detrás de las sonrisas,
de las lágrimas,
detrás de las caricias que mendigo,
detrás de este discreto anonimato,
existe una región que desconoces...
con ráfagas ardidas de misterios
y nombres prisioneros de censuras que jamás he entregado a los olvidos.
Centinela obstinado de mi rostro,
custodias mis efímeras distancias mientras huyen en jacas desbocadas centurias de cilicios implacables hacia el pulso obstinado de mi abismo,
hacia zonas de horror convaleciente que no quiero mostrarte todavía porque en ellas hay ráfagas de injurias
y el silencio...
el silencio es un sudario que atrinchera sus muertes en racimo.
Dispone de tus bienes materiales.
Eres el manifiesto propietario de inmuebles, decisiones y contratos,
pero debes saber que no me tienes más de lo que permiten mis pestillos.
Aunque me observes,
serio y sigiloso,
aunque asedies las hebras de los sueños,
aunque mi cuerpo integre tu inventario
siempre seré algo ajeno a tu avaricia,
ajeno a tus desvelos infinitos.
Siempre seré mis odios,
mis amores,
una niña de trenzas cercenadas habitando sus mundos clandestinos.

Del libro A espaldas del silencio de NORMA SEGADES-MANIAS
Publicado por Editorial Alebrijes

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