sábado, 19 de enero de 2013

LA BARRERA ESTÁ EN 45 R.P.M.


Me costaba andar. La simple cadencia de mis pasos suponía una tortura que a cinceladas martilleaba con cada movimiento mis entrañas y descomponía mi cuerpo en sudores fríos y espasmos. Tomar hierba del diablo ayudaba a calmar esa sensación, pero cada vez producía menos efectos, me estaba
enganchando a la Escopolamina, Anfetamina y Metilendioximetanfetamina que componen sus hojas en una relación del 6% por gramo, el resto es basura cancerígena que se asentaba en mi cuerpo, pero esto eran los efectossecundarios y yo buscaba lo primario. Lo que me importaba era llegar al día de hoy, no me importaba lo que le ocurriese a mi cuerpo, quizás se convirtiese en miles de células vagando por el espacio de un momento a otro.
Me di cuenta de que las cosas sucedían tremendamente despacio, y es que mi espacio tiempo se había
alterado, plegado diría yo y desconozco las causas. La gente hablaba como aquellos discos de 45 revoluciones que por error los ponías a 33, distorsionando instrumentos y voces melódicas hasta convertirlos en sonidos terribles. Al parecer, a ellos, a los que me rodeaban, les sucedía lo contrario que a mí, no entendían mi velocidad, mi forma de hablar, los agudos de mi voz, el movimiento de mis piernas, mis prisas... Hoy, hoy era el día importante, hoy celebraba mi muerte, la mayor fiesta de mi vida.
Hoy traspasaba la barrera, esa barrera desde donde ahora escribo estas líneas.


Basada en la novela La Torre Oscura
Juan Vicente Centelles Guarch (España)
Publicado en la revista digital Minatura 123

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