miércoles, 23 de enero de 2013

ESTE AMOR PEQUEÑITO


Pequeñito, sediento, desvalido, huérfano de relámpagos y lágrimas,
invadió con rubores las fronteras,
abrió brechas de sol entre los muros
y avasalló a vigilias los escombros.
Su mirada de fuego desceñido quebrantó minuciosas barricadas y trepó por mis torres sin memoria a enarbolar,
tenaz,
en las almenas,
su hechizo sustantivo y sedicioso.
¡Es tan poquita cosa!,
¡tan menudo!.
Ha de costarnos sangre mantenerlo,
dinastías de besos como eclipses, espiras de locura, turbulencias que estallen de improviso en nuestros ojos.
Se nutre de racimos encendidos,
de la vida que acecha en mi cintura,
de palabras,
de lunas a mansalva,
se embriaga en los pezones bautismales que le brindan flamígeros calostros.
Si no logra sus treguas,
si no puede vencer a los murciélagos de muerte,
será un prodigio grávido el recuerdo,
una redoma de nostalgia,
un parto estallando en los vientres memoriosos
cuando inscriba su vuelo la nostalgia sobre los miradores de la tarde,
cuando aluda a naufragios el crepúsculo,
cuando desteja el tiempo sus vestigios en los viejos telares del asombro.

Del libro A espaldas del silencio de NORMA SEGADES-MANIAS
Publicado en la Editorial Alebrijes

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