jueves, 24 de enero de 2013

DESDE AQUÍ


Desde aquí no escucho la música del viento
la quietud,
el azar de los barcos.

No presiento que el vaso casi lleno se rompe
esparciendo su niebla ególatra por las pilastras
y los riscos.

No hablo de los surcos del viento,
esa hiena que husmea la diáspora,
ni de su apasionado horror.

Hablo del suicidio de dios.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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