Me emborrachan los poemas que no escribo
abotargando mis ideas confusas, que
intentan escurrirse hasta las hojas
hiriéndome tenaces.
Con locos sueños,
visionarios de mi delirium tremens.
Delusorio amor proscrito y pobre
les impide salir, por miedo a verlos
reflejar cada verso esta desidia,
por un deber, que sólo es cobardía
ante las leyes de los hombres.
Dios no cuenta al juzgar tanta miseria junta,
ocupado en redimir el pecado.
Ciega la burla a la que me sometes,
me embriago con mis propios pensamientos.
Mayte Andrade-Benicarló- de su libro ESTELAS
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