lunes, 21 de enero de 2013

AGRAVIO


Sacó un cigarrillo de su bolso y lo encendió. Era una noche calurosa y todos dormían, las calles vacías dejaban escuchar el ruido de sus tacones en cada paso mientras se alejaba del cuerpo. En ese instante se sintió libre; libre por primera vez en mucho tiempo. No había ni miedo ni culpa, sabía que en la noche se esconden secretos más terribles que el acto que acababa de cometer.

Caminaría sin asco hasta el amanecer.

YAVIN GÓMEZ
Publicado en la revista Sea breve, por favor

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