martes, 25 de diciembre de 2012

VERANO EN MENDOZA


Un serpentario de tormentas negras
arde en el fondo de la caja de costura.
Entonces los olivos de los óleos se abren con el aceite de plata
y la pluma descampada.
La vieja música que viene de los libros empieza.
Es el verano,
entra en la casa a golpes de tormenta.
Alguien prepara la sartén y unta el plato manchado  mientras el
granizo se derrumba.
Luego se queda inmóvil.
Inmóviles todos en la casa.
Entonces el piso se mece lentamente.
Ciénaga de terciopelo.
Movida por la mano de niña de la muerte que sabe. Ni juegos,
ni revanchas,
ni se asombra y se lleva
al hombre en pijama que mordía la tabla de lavar rodeado de
humos y tabacos sagrados cerca de la ventana.

María del Rosario Solá González -Argentina–
Publicado en la revista Estación Quilmes

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