La notificación no podía ser más austera, al más puro estilo castrense: “Cabo S. Rogers ha sido seleccionado para formar parte de la unidad O-040609 en el próximo evento de Larga Marcha que tendrá
lugar el próximo 1 de Mayo en Maine”.
Rogers no cabía en sí de gozo. Ya el año pasado formó parte de la guardia de carretera, en un puesto estático y asombró a sus superiores “dándole el pasaporte” a un muchacho que paró a 200 metros de su punto. Recibió felicitaciones del alto mando, todos estaban asombrados con la precisión y limpieza del tiro.
Ese disparo era su ticket a un ascenso, ya que este año no estaría en un puesto estático, formaría parte de un camión oruga por lo que acompañaría a los participantes durante todo el recorrido. Cuantos “más pasaportes” más destacada sería su hoja de servicios.
Sacó del cajón de su mesa de noche el “manual de sugerencias al soldado” y repasó ese credo con el amor que solo un militar es capaz de profesarle a su profesión:
“Tu arma forma parte de ti, cuídala y tenla siempre preparada”
“Tenga raciones de alimento y agua si un soldado se desmaya o no concluye el evento recibirá el mismo
trato que los perdedores”
“Calibre el medidor de velocidad para evitar errores que contaminarían el espíritu de la competición”
“Cualquier interferencia, simpatía por un participante o muestra de aflicción por lo ocurrido por parte del personal de servicio será considerado falta grave y se le aplicará la pena capital”
Rogers, se acostó sonriendo, el futuro se le presentaba prometedor.
Esa noche soñó con que “El Comandante” le colgaba una condecoración mientras se fotografiaba con una montaña de ganado perdedor.
Basado en La larga marcha de Stephen King.
Manuel Santamaría Barrios (España)
Publicado en la revista digital Minatura 123
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